Estoy cansado de esta situación. Estoy cansado de mofas, befas, burlas, ofensas, chuflas, chanzas, pitorreos y de esta profanación reiterada de nuestra pobre inteligencia. Publican hoy los diarios que las cifras del paro bajan ¡Oh Dios mío! ¿Dónde? En un papel... en una estadística de barras... en una presentación de power point, en un despacho con mesa de roble y alfombra persa.
¿Cuánto tiempo ha pasado? Uno... dos, quizás... ¿ya ha pasado más? No lo sé. Se me turbia el recuerdo pensando en el tiempo que llevan miles de familias haciendo malabares para pasar el mes, hogares humildes, sin gráficos de barras, sin presentaciones de power point, sin robles ni persas.
Nos mató el ladrillo, la especulación, el confiar que somos turismo y construcción... y en sol abrasador y polvo nos hemos convertido. Qué es de los ingenieros, de los físicos, informáticos, de los abogados, de los médicos. Grandes mentes... con pequeños bolsillos. ¿Dónde fueron? Lejos, a aportar a otros países que sí les valoran.
¿Qué nos queda? Desenterrar al muerto. Turismo y hoteles para Rusos de rostro blanco y dinero negro. Camareros, azafatas, recepcionistas, cocineros, conductores que trabajan hasta que cerramos el telón del verano. ¿Y después? La misma miseria, una vuelta más al la ruleta de la desesperación.
Así que sí, el paro baja, pero con trabajo precario, sin futuro, destrozándonos a una generación tan válida como cualquier otra. No queremos más "efectos verano"... queremos una oportunidad, una oportunidad para vivir dignamente, una oportunidad para que dejemos de estar cansados.
Y no, no somos anti sistema, pero va siendo hora que el sistema haga mejor su trabajo.
¡Hola de nuevo mentes inquietas! En esta ocasión voy a tratar el medio por el que expresamos las ideas, es decir, el lenguaje. En este blog trato de explicarme, dentro de lo complejo que es lenguaje jurídico, de la forma más accesible para todos. Simplificar sin vulgarizar, pretendo que me entienda, si bien no todo el mundo, gran parte de él (si habla castellano claro).
Estamos en la era de la mensajería, de estos programas que todos tenemos en el móvil y a los que no daré publicidad y seguro que muchos estáis de acuerdo conmigo en que cada vez hablamos peor.
Puede que a cierta edad te resulte transgresor hablar con anglicismos, abreviaturas o sencillamente hablar mal. Pero cuando trabajas y te enfrentas al mundo, si eres de letras, como en mi caso, tu mayor arma laboral no es otra que la habilidad de comunicarse. Cualquiera nos podemos encontrar con personas que por culpa de hablar mal de forma sistemática no saben expresarse cuando la situación lo requiere. A veces es más importante cómo contamos al mundo una idea que realmente lo que estamos contando.
